domingo, 16 de noviembre de 2008

“Lo Igual No Es Trampa”

El pensaba en su acostumbrada soledad, esa misma que lo llevo a enamorarse de ella, por la sencilla razón de que no tenia nada más que hacer que pensar en esa mujer.

Ella con su perfecta dosis de maldad, sabia que el pensaba en ella y todas las consecuencias que eso traía. Para el, La perfección era ella.

El era muy observador y se canso de analizar sus formas, nunca encontró error alguno en aquel cuerpo tan provocativo. El no imaginaba nada, ella si. Las mujeres tienen la intuición a su favor.

Ella sabia lo antes mencionado, ella detallaba cada cosa de el, lo que se venia iba a marcarlo definitivamente. Una vida de locuras y de maldades tendría su dulce pero amargo merecido.

Se encontraron en un bar, de esos que por tercermundista se les dice café`s, cuando lo que menos venden es eso. Virginia llevaba un vestidito morado algo sencillo, sandalias plateadas; Sebastián había pensado tanto que ponerse, que provoco analógicamente un dolor de cabeza de pensar en excesos de ropa. Al final opto por un jean, camisa blanca y saco negro.

Ella entro al bar, el la esperaba ansioso, Sebastián ya había tomado 3 tragos de un ron más criollo que Simón Díaz, esto provocado por la extraña sensación que ella causaba en el, un nerviosismo digno de un adolescente virgen a punto de perderla.

Virginia se sentó sin saludarlo, solo con un simple Hola!

Si algo era característico en Sebastián es que no era caballero, ni ella fue capaz de demandar esa sensación en el.

Sebastián había pensado en como empezar la conversación, hablando y hablando, trago más trago, lo que empezó aburrido fue fluyendo con normalidad.

El, un diseñador gráfico, tenia su propia empresa, rico de cuna, nada le costo pedirle a su padre un local con todas las facilidades, dignas de un joven clase alta.

Ella, a punto de graduarse de abogada, pagando con su trabajo la universidad, al igual que Sebastián; Virginia era rica, pero sus ganas de ganarse las cosas por su cuenta, la hicieron trabajar desde el comienzo de su carrera, lo hacia a escondidas, esto gracias a que estudiaba fuera de su Pueblo. Su padre era ganadero.

Sebastián insistía en hablar de su familia, Virginia huía de esto, poco le importaba el ir y venir de la familia Páez. Sebastián Páez.

Virginia, sintió la mano de el en la suya, el hablaba y ella no oía, solo pensaba. Después de muchos tragos, fueron a casa de el, de Sebastián.

Al llegar, ella rompió toda conclusión, y lo agarro le arranco la camisa, lo besaba con tanta fuerza que no dio tiempo a nada. Tuvieron sexo, hicieron el amor, no se que hicieron exactamente, pero intercambiaron fluidos toda la madrugada.

El se quedo dormido, ella se vistió. Virginia Sandoval tenía todo preparado, era su pequeña venganza.

Hacían ya 2 años, el había engañado a la hermanita de Virginia. Una virgen adolescente, se aprovecho de eso, abuso de ella, y después de todo la boto, la dejo a su suerte. Sin dar explicaciones.

Resulta que el hobby de Sebastián eran las vírgenes. En unas vacaciones la hermana de Virginia, fue a vacacionar a donde su hermana. Así se dio todo.

Virginia al enterarse de esto y al ver a su hermana sufriendo. Planeo todo, aquel encuentro casual. Corrió con la suerte de que el quedara bobo con ella. Ella lo sabia, era irresistible para muchos, no creía que el fuera la excepción. Lo hizo necesitarla, darle una noche y desaparecer.

Así sucedió todo. Exactamente con Virginia había planeado.

Sebastián paso meses buscándola, extrañándola como un imbécil. Era un imbécil. Tantas mujeres por su vida, y se enamoro de ella, justamente ella.

El pobre imbécil perdió el rumbo, todo por un culo. Una mujer. Esa mujer. Virginia Sandoval.

FIN

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