Te extraño porque no vives en la mía, porque no vivo tu día a día y porque no somos lo que deberíamos ser, juntos, no siempre, pero casi si.
Te extraño porque recuerdo tu cuerpo de manera fugaz y eso no hace más que causarme agobio y un desenfreno sin reparación latente.
Te extraño porque sin ti duermo solo, y dormir contigo es una manera de tocar auroras boreales, de vivir en colores que normalmente no vivo.